La atracción erótica ocurre cuando una mamá y su hijastro no relacionado duermen en la misma cama, lo que prohíbe el deseo. Con la emoción brillando en su cara, lo abraza como si quisiera mirarlo toda su vida. El viaje finalmente llega a un punto culminante a través de una corrida facial que la hace colapsar y, sin embargo, queda con ganas de más.