El señor Bliss, un hombre de gustos refinados, se encontró en una fiesta salvaje donde el aire era espeso de lujuria y la música era ensordecedora.En medio del caos, vio a la despampanante Arielle Aquinas, sus ojos brillando con picardías.Intrigada por su atractivo, se encontró atraída hacia ella como una polilla a una llama.Mientras la noche se desgastaba, no pudo resistir la tentación de probar su dulce néctar.Con un suave roce, separó sus delicados pliegues, su lengua exploraba cada centímetro de ella.La sensación era abrumadora, y se recreaba en el sabor de ella, sus gemidos resonaban a través de los pasillos vacíos.Pero la noche estaba lejos de terminar.Mientra se acostó boca arriba, Arielle se subió encima de él, llevándolo profundamente dentro de ella.Sus cuerpos se movían en perfecta armonía, su placer se entrelazaba.Y cuando finalmente llegó al pináculo del éxtasis, liberó su semilla, llenándola hasta el borde.Era una noche de pasión desenfrenada, un recuerdo que duraría toda la vida.
