Estaba acostada en mi cama, cumpliendo mi tiempo mientras mi compañero de clase hurgaba en las estanterías, buscando la lectura perfecta.Mientras me acostaba allí, mi mano encontró su camino a mi parque infantil peludo, y comencé a darme placer bajo las cubiertas.La sensación era abrumadora, y podía sentir el calor subiendo dentro de mí.Continué acariciando mi tesoro suave y peludo perdido en mi propio mundo de placer.De repente, mi compañero de clases tropezó con mi libro favorito, rompiendo mi trance.Pero el momento fue fugaz, y me encontré de nuevo en el borde, listo para llegar al clímax.Con unos pocos golpes finales, llegué al pináculo del éxtasis, liberando mi carga caliente en mi coño suave y peloso.La vista de mi pegajosa y blanca corrida recubriendo mi teso peludito fue un testimonio de mi intenso orgasmo, un final satisfactorio para mi aventura en solitario.