Estaba hablando por teléfono con mi mejor amiga, dándole algunos consejos sobre cómo darse placer.Podía escuchar la excitación en su voz mientras la guiaba a través de cada paso del proceso.Llevaba un corsé que acentuaba sus ya impresionantes atributos, y podía imaginar la vista de ella en ese atuendo, retorciéndose de placer mientras seguía mis instrucciones.Podía oír los suaves gemidos de mi amiga mientras la seguía guiando, instruyéndola sobre cómo tocarse justo a la derecha.No tardó mucho tiempo antes de perderse en las gargantas del orgasmo, su cuerpo temblaba con la intensidad de su liberación.Era una vista hermosa, un testimonio del poder del auto-placer.Y mientras colgaba el teléfono, no pude evitar sentir una sensación de satisfacción al saber que había ayudado a mi amiga a descubrir las alegrías de la masturbación.