La fiesta por la que pasamos fue extremadamente horrible, pero volver a mi habitación es donde sucedió más diversión. En lugar de una llamada telefónica normal, todo lo que obtuve fueron fotos deliciosas de chicas desnudas; una rubia caliente me dio una mamada muy alucinante antes de montarla y montarme duro. ¿El clímax? Una corrida desordenada y satisfactoria.