Un día, en lujuria, me besé duraderamente y me involucré con mi mejor amigo. Luego tuve mis manos de lado, nuestros cuerpos desnudos enredados y nuestros gemidos organizados zumbando por la habitación. Alcanzamos el pico de la ansiedad y el flip-flopping y finalmente, la satisfacción queda por abrumar el cansancio del cuerpo.