En el corazón de nuestra acogedora morada, nos encontramos entregados al más íntimo de los placeres.Nuestros cuerpos se entrelazaban en un baile tan antiguo como el tiempo, un testimonio de la cruda conexión primaria que existe entre dos almas.Cada toque, cada gemido, una sinfonía de deseo que resuena a través de las paredes de nuestro santuario.La vista de ella, mi Rica, sus oscuros y deliciosos mechones cascadas sobre sus hombros, sus ojos, una pileta de anhelo, una llamada de sirenas a la que no puedo resistir.Su cuerpo, un templo de sensualidad, un lienzo de belleza que tengo el privilegio de pintar con mis deseos.Y yo, el pintor, el amante, el hombre que encontró su Morochita, la que pone en llamas mi mundo.Este es nuestro amor, nuestra pasión, nuestro momento, nuestro hacer el amor.
