La joven y su nuevo padrastro se sientan juntos y discuten uno de los sueños picantes que se le ocurrió a la chica. Mientras se pelean y juegan un juego provocativo en la habitación familiar, el real y el imaginario se mezclan hasta el punto de ser uno. La escena se actúa apasionadamente y el espectador ve el deseo quemado de la pareja.