Después de años de ser una esposa obediente, esta seductora zorra anhelaba el sabor de una fruta prohibida.Anhelaba la emoción de estar engañada, y sabía que solo el hombre hacía realidad sus sueños más salvajes.Su vecino, un hombre de muchos talentos, estaba más que dispuesto a complacer.Había estado viéndole desde su ventana, estudiando cada uno de sus movimientos, soñando con el día dado para poder tenerlo.Y cuando finalmente llegó ese día, no perdió tiempo en invitarlo a casa.Lo que siguió fue un encuentro apasionado que la dejó completamente cumplida.Era más que una novia; era una mujer que sabía lo que quería y no tenía miedo de ir tras ello.El sabor de otro hombre solo hacía que su deseo de que su esposo se volviera aún más fuerte.