Una vez mientras pasaba el rato con un amigo, este último insistió en que le diera un masaje sensual. Ambos sabíamos que algo sucedió, y mientras mis manos vagaban, no pude descartar la pasión que teníamos dentro de nosotros. Desnudos, nos entregamos a una sesión apasionada haciendo que nuestros niveles de lujuria subieran.