Creciendo en voz alta, la risa de Blek se convierte en una oferta para expandir el placer que solo él está experimentando. Sus compañeros de chat también siguen su ejemplo y comienzan a burlarse, así como a provocarlo para que realice el acto de masturbarse. Básicamente, el diálogo toma un giro picante y organiza una fiesta de cibersexo muy exótica.