La primera vez que un estudiante se encuentra con una polla, está hipnotizado. Apenas puede meterle el puño en el pene crudo traicionando su estatus de amateur mientras lucha por acomodar el enorme miembro del profesor cuya cabeza toma en su boca, solo para mojar el eje con sus labios. Aquí es donde comienza la diversión tecnológicamente mejorada, o en este contexto particular, la inteligencia artificial.