Después de tropezar con una foto caliente de mi hermanastra voluptuosa trasera, me encontraba ansioso por más.Cada viernes me abría paso a su lugar, ansioso de disfrutar de algunas escapadas eróticas.La emoción de lo prohibido solo avivaba mis deseos, y parecía que estaba igual de ansiosa que yo.Nuestros encuentros siempre comenzaban con un beso apasionado, seguido de una exploración profunda de los cuerpos de cada uno.Puede que ella abriera ansiosamente sus piernas, invitando a mi miembro palpitante a sumergirse en su delicioso y sin pelo nido de amor.El sabor de su dulce néctar solo aceleró mi hambre, induciéndome a penetrarla más y más fuerte.El placer era mutuo, ya que me disfrutaba a la vista de su apretado y redondo culo rebotando en cada embestida.Nuestras pruebas apasionadas siempre nos dejaban sin aliento y anhelando más.Nuesa relación puede haber sido poco convencional, pero la química era innegable.