El tesoro ardiente y peludo de la suegra recibe la paliza que siempre quiso de su yerno. La escena se realiza en y alrededor de la cocina y una de las escenas muestra a ella presuntamente desnuda y de rodillas, recibiéndola en estilo perrito y una segunda escena termina con un final desordenado en su gran trasero redondo.
