Después de una caliente sesión de auto-placer, mi pareja y yo decidimos invitar a su hermano a la mezcla.Llevamos algún tiempo albergando este deseo, y el cronometraje parecía perfecto.Con la habitación llena con el aroma al aceite y la anticipación, esperamos ansiosamente la llegada de nuestros compañeros.Una vez que se unieron a nosotros, el ambiente se volvió eléctrico.La vista de su cuerpo brillando con aceite encendió un feroz hambre dentro de nosotros.No pudimos resistir el encanto de su delicioso coño, y lo devoramos con pasión desenfrenada.El sabor, la sensación, cada aspecto de ello era intoxicante.Nuestro compañero, igualmente excitado, estaba ansioso por corresponder.Nos llevaron hábilmente a su boca, su lengua bailando sobre nosotros en un ritmo tentador.El placer fue abrumador. Eventualmente, nos vimos perdidos en la garganta del éxtasis, nuestros cuerpos se enredaron en un abrazo apasionado.Fue un momento de pura felicidad sin adulterar, un testimonio del poder del deseo y la lujuria.