Se supone que mi hermanastro no debe sentirse atraído por mí, lo que me hace considerar su profundo deseo cuando accidentalmente lo encuentro masturbándose. Independientemente de la sorpresa, logra sodomizarme a fondo, nuestro juego socialmente inaceptable se convierte en una orgía desordenada de sexo, en nuestras afiliaciones familiares antinaturales.