En un viaje romántico, por una vez me entregué a mi fantasía adolescente morena. Rápidamente entré en su pasión intacta, acariciando su jugosa y peluda concha. A esto le siguió un pequeño masaje que terminó directamente en rudo, ropa rasgándose, inducción de blasfemias, sexo extremo sobresexualizado y tabú.