Después de un día agotador en el trabajo, el esposo regresó a casa apresuradamente a su encantadora esposa.Su esposa había estado esperando ansiosamente su regreso, y ella le tenía una solicitud especial.Ella anhelaba un consolador para penetrar sus pliegues húmedos, y anhelaba que su esposo fuera quien la ayudara a alcanzar el pináculo del placer.Al llegar, él se alegró al descubrir a su esposa adornada en un negligé rosa, sus piernas se abrieron de par en par, invitándole a explorar sus deseos íntimos.Él obligó, sus ojos se llenaron de lujuria mientras se ubicaba ante ella. Con una sonrisa diabólica, alcanzó el consolador, sus dedos rozando sus pliegues sedosos.Le introdujo hábilmente el juguete fálico, sus movimientos deliberaron y calcularon.Sabía exactamente cómo complacerla, cada una de sus acciones diseñadas para llevarla al borde del éxtasis.Su esposa gemía de placer mientras trabajaba el consolado dentro de ella, su cuerpo respondiendo a su tacto.Estaba segura de que esta vez, él la llevaría al clímax que ansiaba.
