En los apogeos de una oficina con iluminación de atardecer, un joven policía se encuentra enredado con una provocativa cortesana.El constable de 18 años, su uniforme nítido y sus intenciones lejos de ser honorables, no puede resistirse al atractivo de la seductora zorra de 19 años.Su encuentro se intensifica con rapidez, sus inhibiciones como fugaz a medida que la luz se desvanece.El oficial, sucumbiendo a sus deseos carnales, baja la cremallera de sus pantalones para revelar su pulsante hombría.La joven puta, siempre la experta, le lleva ansiosamente adentro, sus labios pequeños y su garganta trabajando al unísono para complacer a su superior.La escena se despliega en un crescendo de lujuria, las manos de los oficiales vagando por su forma litita, sus embestidas creciendo más fervilíneas en cada momento que pasa.La oficina, una vez símbolo de orden y justicia, se convierte en un parque de deseo prohibido y placeres carnales.El encuentro deja saciadas a ambas fiestas, sus insaciables apetitos de placer solo mas acariciados por su iluso rento revuelto ilustre.