En una cocina acogedora, dos chicas preciosas decidieron divertirse un poco.Una de ellas se sentó en la encimera, abriendo bien sus piernas.Su bonito y peludo coño quedó expuesto para que todos lo vieran.La otra chica, anticipando con ansias lo que vendría, comenzó a tocarse, sus dedos explorando su propio deseo.La habitación se llenó de los suaves sonidos de su respiración, pesados de anticipación.Sus manos se movían al unísono, acariciando sus pliegues húmedos, sus deditos bailando sobre sus sensibles pezones.El aire era grueso con su excitación, sus cuerpos se retorcían de placer.Sus ojos se juntaron, una silenciosa promesa de satisfacción.Su clímax les daba como una ola, sus cuerpoes se estremecen con la intensidad de sus orgasmos.La cocina quedó en un estado de desarreglo, su placer resonando a través de la casa vacía.