Recientemente se publicó que un fotógrafo afroamericano no puede soportar mantener las manos alejadas de uno de sus clientes sexys. La da la vuelta, chupa su ano y luego la folla en la cara y se mete en su enorme polla negra. Es una locura, detrás del volante, conducir compartiendo la experiencia con la comodidad satisfactoria de un cono de helado derretido.