En un giro emocionante de los acontecimientos, el guardia de seguridad pilla a una madre e hija asiáticas en el acto de robar en una tienda.El guardia, un hombre negro despierto, se sorprende por el atrevimiento de estas mujeres.Decide tomar el asunto en sus propias manos, literalmente.La madre, una mujer pequeña con un brillo pícaro en los ojos, es la primera en sentir el aguijón de su autoridad.La dobla, su falda se levanta para revelar su culito pelado, y procede a azotarla vigorosamente.La hija, al presenciar el castigo de su madre, es la siguiente en la fila.También se inclina, su culo joven y redondo, un objetivo perfecto para la mano fuerte del guardia.El dominio del guardia es palpable, cada acción es un testimonio de su poder.Las mujeres se quedan tiritando, sus traseros palpitan por el castigo.El guardia , satisfecho con su trabajo, las deja en el garaje, sus crímenes ahora castigados.